Por: Mons. Georges Saad Abi-Younes, o.l.m.
Obispo de la Diócesis Maronita de México
Visitador Apostólico para Centroamérica y Venezuela
Foto 1: Papa Francisco besando la bandera del Líbano
“No renuncien al sueño de quienes creen en el futuro de un país hermoso y próspero”.
Papa Francisco, Audiencia General 2 de septiembre de 2020
“El Líbano es un mensaje de libertad, y es un ejemplo de pluralismo entre Oriente y Occidente”. Esto es lo que dijo Su Santidad el Papa Francisco en el llamamiento que dirigió al pueblo libanés al concluir su audiencia pública con los fieles.
Al final de su audiencia pública con los fieles, Su Santidad el Papa Francisco dirigió un llamamiento al pueblo libanés, en el que dijo:
"Queridos hermanos y hermanas, un mes después de la tragedia que golpeó a Beirut, mi mente todavía se dirige al querido Líbano y a sus sufrientes habitantes. Y este sacerdote que está aquí a mi lado trajo la bandera del Líbano a esta audiencia pública. Hoy también repito lo que San Juan Pablo II dijo hace treinta años en un momento decisivo de la historia del país: «Ante las repetidas tragedias que conocen todos los habitantes de esta tierra, somos conscientes del grave peligro que amenaza la existencia de este país. No podemos dejar al Líbano aislado. Hace cien años, el Líbano era el país de la esperanza. Incluso en los períodos más oscuros de su historia, los libaneses han mantenido su fe en Dios y han demostrado la capacidad de hacer de su tierra un lugar único de tolerancia, respeto y convivencia en la región. Así se convierte en la verdad de la afirmación de que el Líbano representa algo más que un estado: el Líbano es un mensaje de libertad Es un ejemplo del pluralismo entre Oriente y Occidente»".
El Papa Francisco continuó diciendo que “por el bien del Líbano, pero también por el bien del mundo, no podemos permitir que se pierda esta herencia. En consecuencia, aliento a todos los libaneses a que sigan teniendo esperanza y encuentren la fuerza y la energía necesarias para empezar de nuevo. Les pido a los políticos y líderes religiosos que se adhieran de manera honesta y transparente al trabajo de reconstrucción, abandonen los intereses partidistas y velen por el bien común y el futuro de la nación. También renuevo mi llamado a la comunidad internacional para que apoye al país para ayudarlo a salir de esta peligrosa crisis, sin involucrarse en tensiones regionales. Pienso especialmente por los residentes de Beirut, que se vieron gravemente afectados por la explosión. ¡Anímense, hermanos! Permitan que la fe y la oración sean su fuerza. No abandonen sus hogares y su herencia, y no abandonen el sueño de quienes creían en el futuro de un país hermoso y próspero".
Por eso, continuó el Papa Francisco, diciendo: “Me gustaría invitar a todos a vivir un día internacional de oración y ayuno por el Líbano, el próximo viernes 4 de septiembre. También tengo la intención de enviar un representante al Líbano ese día para acompañar a los residentes. Ese día, el Secretario de Estado de la Ciudad del Vaticano acudirá en mi nombre, para expresar mi cercanía y solidaridad. Elevemos nuestras oraciones por el bien de todo el Líbano y por Beirut. Estemos también cerca mediante un compromiso concreto con las obras de caridad, como en otras ocasiones similares. También invito a hermanos y hermanas de otras denominaciones y tradiciones religiosas a unirse a esta iniciativa de la manera que consideren adecuada, pero para estar todos juntos”.
El Santo Padre concluyó su llamamiento a los libaneses diciendo, “y ahora les pido que confíen a la Virgen María, la Señora que cuida de nuestros dolores y es nuestra esperanza, y que apoyen a los que lloran por sus seres queridos y den fuerza a todos aquellos que perdieron su hogar y con ello una parte de su vida. Que ella interceda ante el Señor Jesús para que la Tierra de los Cedros vuelva a florecer y difunda el aroma de la convivencia por todo Oriente Medio. Y ahora invito a todos a permanecer en silencio y rezar por el Líbano”.
Foto 2: Cartel («Banner») de la «Ordre Des Carmes Déchaux Au Liban» (Orden de los Carmelitas Descalzos del Líbano), invitando a la Jornada de Oración y Ayuno