En la Capadocia y en los brazos de una piadosa familia, Teodosio nació y creció con sabiduría y rectitud hasta llegar a ser lugarteniente y servidor de la iglesia y lectura diaconal.


Las palabras de Dios a Abraham fueron su motivación para salir de la casa de Dios para visitar Tierra Santa. Durante su respuesta a esta bendita invitación, Teodosio conoció a San Simeón el Estilita, y este último le introdujo en el espíritu de profecía, lo llamó por su nombre y le dio su bendición.

En su camino sagrado, Teodosio hizo de aprendiz de un ermitaño llamado Longino, practicando virtudes sublimes hasta que eligió la culminación de su vida.

Y una cueva en una montaña en la que probó una gran austeridad fue una forma de difundir la reputación de Teodosio, para que muchos acudieran a él como discípulos. Por su enorme número, Teodosio estableció un gran monasterio en el que se albergaba a los pobres y los enfermos. Es un monasterio entre los muchos monasterios de monjes en los que promulgó las leyes de la convivencia, el amor mutuo, el servicio gratuito y el trabajo duro, al pedir a sus monjes que cavaran sus tumbas con sus propias manos, recordando la terrible hora de la muerte y su destino en la eternidad.

Por su santidad, Dios le concedió a Teodosio el don de hacer milagros, por lo que el patriarca de Jerusalén lo nombró jefe de los monjes que vivían en los monasterios.

A la edad de 90 años, Teodosio fue exiliado por el rey Anastas, que luchó contra los católicos, y se dice que se refugió en el Líbano ante la persecución.Según la tradición maronita, estableció el Monasterio Qannoubine, o el Monasterio de "Vida común" en el valle de Qadisha.

San Teodosio volvió a Palestina, donde murió en el año 528 a la edad de 105 años. La vivió en la justicia y la santidad. Es el que la Iglesia recuerda hoy. Nos enseña la experiencia de la convivencia, es decir, la apertura al otro y la el derrocamiento del fanatismo, para probar el amor infinito que nos eleva a la patria celestial.

Fuente: maronitas.org