Que San Pedro, antes de ir a Roma, fundó la sede de Antioquía está atestiguado por muchos santos de los primeros tiempos, incluyendo a san Ignacio de Antioquía y a san Clemente, Papa.

Fue justo que el Príncipe de los Apóstoles tomara bajo su particular cuidado y vigilancia esta ciudad, que era entonces la capital del Oriente, y donde la fe tan pronto echó raíces tan profundas que dio a luz allí el nombre de cristianos. Allí su voz podía ser escuchada por los representantes de las tres naciones más grandes de la antigüedad - los hebreos, los griegos y los latinos. San Juan Crisóstomo dice que san Pedro estuvo allí durante un largo período; san Gregorio Magno, que fue siete años Obispo de Antioquía. No residió allí en todo momento, pero gobernó su actividad apostólica con la sabiduría que su mandato aseguraba.

Si como la tradición afirma, estuvo veinticinco años en Roma, la fecha de su establecimiento en Antioquía debe ser dentro de los tres años siguientes a la Ascensión de Nuestro Salvador, ya que habría ido a Roma en el segundo año de Claudio. Sin duda abandonó Jerusalén cuando estalló la persecución que siguió al martirio de san Esteban (cf. Hechos 8, 1), y permaneció en Antioquía hasta que escapó milagrosamente de la prisión y de las manos de Herodes Agripa, mientras estaba en Jerusalén en el año 43 en el momento de la Pascua (cf. Hechos 12). Sabiendo que sería perseguido hasta Antioquía, su conocido centro de actividad, fue a Roma.

En las primeras épocas era costumbre, especialmente en Oriente, que cada cristiano observara el aniversario de su bautismo. Ese día cada uno renovaba sus votos bautismales y daba gracias a Dios por su adopción celestial. Ese día memorable lo consideraban como su cumpleaños espiritual. Los obispos también celebraron el aniversario de su consagración, como aparece en cuatro sermones del papa san León Magno en el aniversario de su adhesión a la dignidad pontificia. Estas conmemoraciones fueron continuadas frecuentemente por el pueblo después del fallecimiento de sus obispos, por respeto a su memoria.

La fiesta de la Cátedra de San Pedro en Antioquía fue instituida desde muy temprano. San León dice que debemos celebrar la Cátedra de San Pedro con no menos alegría que el día de su martirio, ya que como en este último fue exaltado a un trono de gloria en el cielo, por el primero fue instalado como Cabeza de la Iglesia en la tierra.


Fuente: Little Pictorial Lives of the Saints, a compilation based on Butler's Lives of the Saints and other sources by John Gilmary Shea (Benziger Brothers: New York, 1894); Les Petits Bollandistes: Vies des Saints, by Msgr. Paul Guérin (Bloud et Barral: Paris, 1882), Vol. 2.