Timón fue uno de los siete diáconos elegidos por la mayoría de los primeros cristianos, a pedido de los doce apóstoles, para el servicio diario en las mesas de los pobres, para que los apóstoles se dedicaran a la oración y al servicio de la Palabra. Los apóstoles oraron y les impusieron las manos a siete hombres de virtud (cf. Hch 6, 1-6).

Y cuando los apóstoles se dispersaron y fueron a predicar, el diácono Timón se estableció en Alepo. Primero predicó en Alepo, sirviendo a su iglesia. Luego reanudó su trabajo, hasta que llegó a Corinto y sirvió también a su iglesia. Allí se levantaron sobre él los judíos envidiosos y los griegos que perseguían el nombre de Cristo, y lo entregaron al tormento; lo arrojaron primero al fuego, pero no le hizo daño. Luego lo mataron por crucifixión y recibió la corona del martirio hacia fines del siglo I d.C. y fue enterrado en Corinto con todo honor.

Fuente: www.maronitas.org