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SINAXARIÓN

DEL CALENDARIO LITÚRGICO MARONITA

i | Septiembre 11

SANTA TEODORA DE ALEJANDRÍA, PENITENTE (s V)

san dimas el buen ladrón

Teodora nació en Alejandría a principios del siglo V, de padres cristianos adinerados. Era piadosa y extremadamente hermosa, por lo que se casó con un joven honorable y piadoso como ella. Vivió con él en santidad y sincero amor cristiano, pero el enemigo del bien llevó a un de joven a enamorarse de ella.

Entonces él comenzó a enviarle mensajes y contarle sobre ella misma. Ella inicialmente se negó a obedecerlo, pero finalmente fue engañada y cayó en pecado con él. No pasó mucho tiempo antes de que saliera de su despreocupación y se le hizo evidente el horror de su infidelidad conyugal y su violación de la ley de Dios. Lamentó un severo remordimiento que casi la llevó a cortar la esperanza si no hubiera sido por su fe firme. Se dice que su deseo de expiar su pecado la llevó al extremo hasta que abandonó su hogar, se escondió de su marido, y abandonó el mundo. Se vistió con ropa de hombre, adoptó el nombre de Teodoro y entró en uno de los monasterios. Ahí se dedicó a la meditación, la oración y a practicar severas austeridades hasta sobresalir en sus virtudes y Dios le concedió la capacidad de realizar milagros.

Una vez, el presidente la envió a una misión fuera del monasterio y conoció a una de las chicas callejeras. Estaba molesta con ella, por lo que Teodora se enojó con ella y la reprendió por sus acciones. Esta hija pecadora no tenía nada más que la atroz acusación que se le imputaba y se quejó ante el presidente, por lo que éste se vio obligado a expulsarla del monasterio. Ella no se absolvió, sino que se entregó a la voluntad de Dios y cargó con la vergüenza de la acusación y vivía en una choza cerca del monasterio y permaneció paciente, perseverando en el ayuno y la oración.

Cuando le trajeron el niño que creían era su hijo, ella lo aceptó y comenzó a alimentarlo con la leche que allí le proporcionaban los pastores de ganado, y lo crió en el temor de Dios y en el amor de la virtud. Continuó en este estado durante siete años hasta que el presidente tuvo compasión de ella y la llevó al monasterio con el niño. Ella residió sola en un grupo, practicando oraciones y austeridades durante dos años, hasta que sintió que su fin se acercaba, por lo que comenzó a aconsejar a ese niño que guardara los mandamientos de Dios, que se comportara bien entre los monjes, que ser obediente al gobernante y abstenerse de cualquier pecado. Luego lo encomendó a Dios y descansó en paz en el año 480.

Entonces el presidente y los monjes vinieron a orar por ella, y no se molestaron en prepararla y enterrarla hasta que quedaron asombrados al verla como una mujer. Se arrodillaron frente a su cuerpo, pidiéndole perdón por lo que la habían ofendido. Su marido se enteró, por lo que lloró por ella después de su entierro y pidió realizar ascetismo en su celda, donde vivió y murió en santidad.
Sus oraciones con nosotros. Amén.

Fuente: maronitas.org

Otros Santos para hoy

SAN EMILIANO, PRESBÍTERO (473-574)

san dimas el buen ladrón

Santo español, nacido en el año 473 en Berceo (La Rioja). Hijo de una familia campesina de origen hispanorromano, siendo en su juventud pastor de ovejas. Decidió dedicarse a la vida contemplativa, por lo que pasó a ser uno de los discípulos del monje Félix, retirado en los montes de Bilibio, cerca de Haro, donde llevó una vida solitaria y penitente. Sujetó a la disciplina monacal, pero encontrándola demasiado holgada, se retiró a la soledad durante cuarenta y cuatro años en los montes Distercio, soportando allí las inclemencias del tiempo y la dureza de condiciones del lugar.

Su fama de santidad se extendió de tal manera que todos los que estaban en dificultades espirituales acudían a él y fue llamado por el obispo de Tarazona, Dídimo, quien no consintió que tanta virtud se perdiese en la soledad del monte, le ordenó sacerdote y le puso al cargo de la parroquia de Santa Eulalia, en su pueblo natal Berceo.

El paso por la parroquia resultó un estruendoso fracaso ya que las tareas administrativas no parecían encajar con su carácter y entregaba todas las donaciones propiedad de la parroquia a los necesitados por lo que fue acusado de malversación del dinero parroquial por sus hermanos sacerdotes y reprendido por el obispo, quien lo destituyó del cargo.

Decide volver a su soledad y se retira al valle de Suso o de arriba, cercano a su pueblo, donde transcurre la última etapa de su vida. En torno al santo va formándose una comunidad de hermanos y hermanas que formarán un oratorio primitivo, sus nombres son: Aselo, Geroncio, Citonato, Sofronio, Oria y Potamia.

San Millán es visitado, consultado y venerado. Salió al parecer muy poco de su eremitorio. La última salida que hace es para anunciar la destrucción de algunas ciudades de Cantabria. La tradición le atribuye numerosos milagros tanto en vida como después de su muerte, acaecida el 12 de noviembre del 574, con ciento un años, fue enterrado en el suelo del oratorio. Los monjes eligieron otro abad y permanecieron como ermitaños alrededor del sepulcro de San Millán, formando después de la muerte de San Millán el gran Monasterio de San Millán de la Cogolla, en la actualidad declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

No dejó nada escrito, y fue hacia el 650 cuando el obispo de Zaragoza, San Braulio escribió Vita Sancti Emiliani, primera biografía de San Millán basándose en los relatos que había escuchado de su hermano Fronimiano, monje en la Cogolla y más tardíamente Gonzalo de Berceo escribió la Historia del Señor San Millán.

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