top of page
#santosmaronitas
#santosmaronitas

SINAXARIÓN

DEL CALENDARIO LITÚRGICO MARONITA

i | Septiembre 14

EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

san dimas el buen ladrón

Esta fiesta es según el rito maronita una de las solemnidades más importantes del año litúrgico. Ella no se celebra solo el día 14 de septiembre sino que se extiende a siete semanas, formando un tiempo litúrgico propio: Tiempo de la Santa Cruz. La fiesta más que conmemorar la Cruz de la Pasión y de la Muerte, exalta la Cruz triunfante de la Resurrección. La Cruz “signo de victoria” se convirtió por el emperador Constantino en el símbolo oficial del cristianismo. La Cruz marca profundamente la espiritualidad del pueblo maronita que la llevó y la lleva todavía, confiando en su protección y su victoria.

LA LITURGIA
Con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz se abre el Tiempo litúrgico de la Santa Cruz, que es el último del año litúrgico maronita.

El contenido de este tiempo es el de la espera de la segunda venida de Cristo en la gloria, en el fin de los tiempos para juzgar a los vivos y a los muertos cada uno según sus obras y establecer el Reino de Dios que no tendrá fin.

Se llama “Tiempo de la Santa Cruz”, porque según el evangelio antes de la venida de Jesús en la gloria “aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre" (Mt 24,30), la “Señal del Hijo del Hombre” es, según los Padres, la señal de la Cruz gloriosa, por eso, esperar la venida de Cristo es esperar la aparición de su Santa Cruz.
La liturgia celebra en este tiempo la Cruz triunfante que anunció la victoria al emperador Constantino y que anuncia el triunfo de la Iglesia sobre sus enemigos.

Las lecturas durante todo el Tiempo de la Santa Cruz están elegidas de dos capítulos: 24 y 25 del evangelio según San Mateo; tratan del discurso de Jesús sobre el fin del mundo y el juicio final; y están enfocadas en tres temas principales que las corresponden tres posiciones que el fiel tiene que asumir en la espera de la segunda venida del Señor:

1. Anuncio de la venida del Señor y sus señales: una posición creyente.
2. Exhortación a la vigilancia y a la fidelidad: una posición espiritual.
3. Preparación con las buenas obras al juicio final: una posición práctica.

El ORIGEN DE LA FIESTA
Antiguamente, por “fiesta de la Santa Cruz” se recordaba la aparición de la Cruz al emperador Constantino, después pasó a conmemorar la inauguración, consagración de la Basílica del Santo Sepulcro y del hallazgo de la Cruz de Cristo por Santa Elena, y luego el recupero de su madero de las manos de los persas por el emperador Heraclio.

1. Aparición de la Cruz al emperador Constantino en el año 312

El origen de la Cruz como símbolo de la fe cristiana se remonta a un hecho biográfico del emperador romano Constantino, el grande (280-337).

Según cuenta su biógrafo Eusebio Pánfilo, en el año 312, Constantino en la noche anterior a la batalla del Puente Milvio contra Majencio, apareció ante sí una gran Cruz rodeada por la frase “Con este signo vencerás”. Ordenó que se ponga el signo de la Cruz en los estandartes de sus tropas en lugar del símbolo del “sol invictus”, y, de hecho, ganó la batalla y entró a Roma triunfante.

Años después, durante el primer Concilio de Nicea, celebrado en el año 325, el emperador decretó que fuese adoptada la cruz como símbolo oficial de la religión cristiana.

2. El hallazgo de la Santa Cruz por Santa Elena, y la inauguración y consagración de la Basílica del Santo Sepulcro, el 14 de septiembre de 335.

El triunfo de Constantino en sus batallas por el signo de la Cruz, el emperador lo tomó como presagio de victoria que lo empujó a mandar a buscar a la Cruz de Cristo y construir una basílica en los Santos Lugares de su muerte y sepultura.

Santa Elena, la madre del emperador, tras escuchar el informe presentado por Macario, obispo de Jerusalén, sobre el lamentable estado en el que se encontraban los Santos Lugares, decidida a mejorar personalmente la situación, encabezó la expedición que el emperador envió a Jerusalén.

El descubrimiento del sepulcro y de la Cruz de Cristo, y el inicio de la construcción de la Basílica del Santo Sepulcro son todos hechos que sucedieron en los años 325–326 por orden de la emperatriz Elena.
En el lugar prescrito por la tradición como el de la crucifixión el emperador Adriano había erigido el templo pagano a la diosa romana Venus, hacia el 135.

Santa Elena mandó derrumbarlo para iniciar las nuevas edificaciones. Mientras estaban trabajando aparecieron tres cruces. Una de las cuales necesariamente habría de ser la verdadera Cruz de Cristo. ¿Cómo llegar a identificarla? La verdadera cruz tiene que ser milagrosa mientras las otras dos no.

Se cuenta que mientras pasaba un funeral en la cercanía, el Obispo de Jerusalén, Macario (+331), lo detuvo y ordenó traer las tres cruces y las puso una tras la otra en contacto con el difunto, solo una de ellas al tocarlo provocó su resucitación. Todos los presentes asombrados acertaron que era la “Vera Cruz” de Cristo Redentor.

El emperador Constantino, lista la Basílica del Santo Sepulcro para la inauguración y consagración, insistió en que la fecha de la celebración sea la de la conmemoración de los 30 años de su reinado. Mandó invitar a los obispos que estaban reunidos en Tiro (Líbano), a concurrir a Jerusalén el domingo 14 de septiembre de 335 para asistir a la fiesta. La celebración solemne en la Basílica adunó a mucha gente que vino con el propósito de ver por primera vez la verdadera Cruz del Redentor.

Durante la celebración el Obispo subió a un lugar alto y levantó la Cruz ante los ojos de todos los presentes y la gente espontáneamente gritó “Kyrie eleison” (Señor, ten piedad), y después de bendecir los cuatro rincones del mundo, la colocó en el lugar preparado dentro de la Basílica de Jerusalén.

La fiesta empezó a celebrase también en el templo de Constantinopla, el 14 de septiembre de cada año; se guardó la tradición de elevar la Santa Cruz y bendecir con ella los cuatro rincones del mundo; se usó adornar las Iglesias, como en Pascua y Epifanía, y celebrar la fiesta con la presencia de muchos obispos (más de 40). Y por la influencia de la Iglesia de Constantinopla en Oriente, la fiesta de la Santa Cruz se expandió en las Iglesias de Oriente entre los siglos V y VI.

Se cuenta que la gente de la ciudad de Apamea en Siria cuando supo que el emperador persa Cosroes I encendió Antioquía en 540, pidió a su obispo Tomas, exponer la reliquia de la Santa Cruz para venerarla públicamente, tal vez, la salve del peligro que viene. Y cuando el obispo elevó la reliquia durante la procesión, se dice que un fuego luminoso y deslumbrante rodeó el lugar donde se encontraba, pero sin quemar nada.

De acá, viene la tradición de elevar la Santa Cruz en la liturgia maronita (Semana Santa, Domingo de Resurrección y la fiesta de la Santa Cruz con la bendición de los cuatro rincones del mundo) y en las cimas de los montes, y la costumbre de encender los fuegos en las alturas y las velas, y usar los petardos en los pueblos y en las ciudades.

3. La conmemoración de la recuperación de la Reliquia de la Santa Cruz el 14 de septiembre de 628.
En el año 614, el emperador persa Cosroes II (590-628) invadió, conquistó Jerusalén, cautivó al Patriarca Zacarías (609-631) y a miles de cristianos, y los trasladó a su país, y se llevó la Cruz como trofeo de guerra y la puso bajo los pies de su trono como signo de su desprecio por el cristianismo.

En el 628, el emperador Heraclio (610-641) logró derrotar a los persas, liberar a los cristianos cautivados, recuperar la Santa Cruz y llevarla de vuelta a Jerusalén, el 14 de septiembre.

El emperador dispuso acompañarla en solemne procesión, vestido con todos los lujosos ornamentos reales, pero de pronto se dio cuenta de que no era capaz de avanzar. Entonces el Patriarca Zacarías que iba a su lado le indicó que todo aquel esplendor imperial iba en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por las calles de Jerusalén.

Entonces el emperador se despojó de su manto de lujo y de su corona de oro, descalzo y con simples vestiduras, avanzó sin dificultad en la piadosa procesión seguido por todo el pueblo hasta llegar al sitio donde antes era venerada y la colocó. Cuando el patriarca y los clérigos abrieron el cofre de plata y encontraron, salvos los fragmentos de la Santa Cruz, todos los fieles veneraron las reliquias con mucho fervor, incluso, se produjeron muchos milagros.

Para evitar nuevos robos, la reliquia de la Santa Cruz se dividió en varios pedazos, uno se quedó en Jerusalén, otro se llevó a Roma, otro a Constantinopla y otro se partió en pequeñas astillas y se repartió en diversas iglesias del mundo.

Que la Cruz del Señor nos proteja de todo mal y nos dé el triunfo sobre todos nuestros enemigos visibles e invisibles.

+Mons. Juan Habib Chamieh

Otros Santos para hoy

NO SIEMPRE AGREGAMOS OTROS SANTOS

san dimas el buen ladrón

bottom of page