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CRUZ PATRIARCAL MARONITA

Por: Alberto Meouchi-Olivares

La Cruz Patriarcal Maronita (también conocida como Cruz Patriarcal de Antioquía) es una figura formada por una línea vertical y tres líneas horizontales que se atraviesan o cortan perpendicularmente.

La única línea vertical representa la unión de lo divino con lo humano (la Encarnación del Hijo de Dios), y la elevación de lo humano a lo divino (la Ascensión del Señor a los cielos).

La primera línea horizontal (en la parte superior) es la más corta, y representa el primer grado del orden sacerdotal: el episcopado.

Las segunda línea horizontal (la que está en medio) es más larga que la superior pero más corta que la inferior, y representa el segundo grado del orden sacerdotal: el presbiteriano.

La tercera y última línea horizontal (la inferior) es la más larga de las tres, y representa el tercer grado del orden sacerdotal: el diaconado.

La inspiración que dio origen a esta Cruz se halla en las siete cartas que san Ignacio de Antioquía escribió durante su camino a Roma donde fue martirizado († ca. 116), en donde se describe, quizá por primera vez (Downey, 1961), la jerarquía de la Iglesia como es concebida hoy.

Desde esta Representación de la Jerarquía, se desprende un complemento de ella: la primera línea la representación del papado (Iglesia Universal); la segunda línea, el patriarcado (Iglesia Patriarcal); y la tercer, el episcopado (Iglesia Diocesana o Eparquial).


Además de este primer significado original, que hemos denominado como Representación de la Jerarquía, se le han dado, otros significados, con el tiempo:

a) Representación de la Santísima Trinidad.
Cada travesaño hace alusión al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, respectivamente.

b) Representación de la Pasión.
La primera línea simboliza la inscripción en la Cruz (INRI, donde se colocó la causa de su condena escrita en tres idiomas: Jesús Nazareno, Rey de los Judíos); la segunda, representa los brazos extendidos de Cristo y los clavos que lo sujetaron a la cruz; y la tercera, se refiere a la base de la cruz donde se apoyó el cuerpo de Cristo y en donde le clavaron sus pies (en latín a este apoyo se le llama suppedaneum).

c) Representación del Árbol de la Vida.
San Efrén, Santiago de Sarug y otros teólogos siríacos ven en la Cruz el árbol de la vida y, por tanto, los travesaños son “brotes” nuevos que surgen de la fecundidad de la Pasión de Cristo, el “verdadero árbol de la Vida”. Esta representación ha sido expresada en hermosos poemas siríacos (V. gr. San Efrén, Carmina Nisibena 52-54, Himno 49, 9-11; Santiago de Sarug, Pour le Jour du Vendredi-Sain, Sur la Dimanche de la Résurrection).

d) Representación de los dones del Espíritu Santo.
También conocidos como las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.

e) Representación de la Redención.
Símbolo de la salvación con que Cristo nos libró de la muerte y nos dio vida nueva. Por eso son la triple fuente de la vida nueva que nace de la Cruz y nos he conferida con los sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación, Eucaristía).

f) Representación sacramental.
La memoria de los sacramentos que imprimen carácter, es decir, el sello imborrable que nos configura con la Santísima Trinidad: Bautismo (filiación divina; hijos del Padre, cf, Rm 8, 16), Crismación (templos del Espíritu Santo, cf. 1 Con 6, 19), Orden Sacerdotal (otros Cristos, cf. Hb 5, 1-10).

g) Representación de la Santísima Virgen María.
El símbolo propio de la Virgen María es el Cedro del Líbano, que está incluso plasmado en la bandera del Líbano. El Cedro característico del Líbano tiene tres ramas que lo engordan, las cuales significan la triple virginidad de la Madre de Dios: es Virgen antes, durante y después del parto; y la triple relación con la Santísima Trinidad: es Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo.


Junto del triple travesaño encontramos en cada una de sus puntas una cruz, que dan lugar a ocho cruces, las cuales hacen alusión a las siguiente representaciones:

a) Representación de las Bienaventuranzas.
Las ochos cruces son las ocho Bienaventuranzas del Sermón de la Montaña que predicó nuestro Señor (cf. Mt 5, 3-11).

b) Representación de la Resurrección.
Los ocho cruces son el símbolo del octavo día, con el que indica la nueva creación que logró Cristo con su Resurrección, el Domingo glorioso (cf. Jn 20, 1).

c) Representación del Nombre del Señor.
Al octavo día de su nacimiento Cristo fue circuncidado y recibió el nombre de Jesús, que significa “Dios que salva” (cf. Lc 2, 21); por eso, el Nombre y la Misión en Jesús se unen en la concreto de “Salvación”.

Bibliografía:

AYAN, Juan José, Ignacio de Antioquía. Policarpo de Esmirna.Carta de la Iglesia de Esmirna, colección Fuentes Patrísticas, Sección Textos, Madrid: Editorial Ciudad Nueva, 1999; DOWNEY, Glanville, A History of Antioch in Syria. From Seleucus to the Arab Conquest, USA: Princeton University Press, 1961, 294-295.

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Cómo Citar:

Meouchi-Olivares, A. (2019). Diccionario Enciclopedico Maronita. iCharbel-Editorial.

Sitio web: https://www.maronitas.org


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