El ܪܳܫܡܳܐ (roshmo, “grabar”, “estampar”) es la acción de ungir, inmediatamente antes de ser bautizada (Unción Pre-Bautismal), a la persona con el óleo de los catecúmenos; es la Unción de Purificación. Se distingue de la Unción Post-Bautismal, el ܚܬܰܡ (ḥtam, “sellar”), realizada con el santo crisma.

El ܪܳܫܡܳܐ (roshmo) es una unción que se relaciona con el simbolismo bautismal de ser sepultados. Es decir, es una acción entendida como sepultar.

El sentido de esta unción tiene un carácter predominantemente catártico (i.e. de purificación) y exorcista (i.e. de liberación), y es vista como una condición indispensable para recibir al Espíritu Santo.

Además, el ܪܳܫܡܳܐ (roshmo) fue concebido en los tiempos tempranos como el equivalente cristiano de la circuncisión judía, por lo tanto significaba propiedad, identidad, filiación y sacerdocio, significado que alentó una interpretación protectora de la unción.

Simbólicamente también refiere al gesto del catecúmeno de unirse a la inmersión de Cristo en las aguas del Jordán (cf. Mt 3, 16), y se entiende como el anuncio de los tres días de su sepultura, por lo que una vez que Cristo sale del Jordán (anuncio de su resurrección), se posa sobre él, en forma de paloma, el Espíritu Santo (anunció de Pentecostés): “pues fuimos sepultados juntamente con él mediante el bautismo para unirnos a su muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así nosotros también caminemos en una vida nueva” (Rm 6, 3-4).