Es el término canónico oriental para referirse a los Vicarios Episcopales. Cuando se trata del Vicario General se le denomina Protosincelo.

El Codex Canonum Ecclesiarum Orientalium advierte que cuando así lo requiera el buen gobierno de la eparquía, pueden nombrarse uno o más Sincelos para ayudar al eparca en su gobierno (cf. CCEO 246).
La etimología de la palabra Sincelo procede del griego σύγκελλος (synkelloz): σύγ (syn), en español “con”, “co-”, “junto”; y κελλος (kelloz), “celda”. Es decir: el que comparte la misma celda o vive en la celda de lado en un monasterio.

El uso de esta palabra se certifica sobretodo a partir del siglo V para referirse al monje o al clérigo (sacerdote o diácono) que asistía al obispo, ya sea como asesor, secretario personal, director espiritual o, si era sacerdote, como su confesor. Su misión principal era ayudar al obispo a que viviera en santidad de vida y con pureza de costumbres, y en su piedad, acompañándolo en los ejercicios espirituales diarios que realizaban en común.