La historia maronita nos ha legado una forma de capilla-iglesia designada con el término siríaco hayklo que significa santuario. Es una tradición medieval que, paradójicamente, sobrevivió hasta el siglo XIX. Se trata de una arquitectura vernácula humilde, ascética y muy austera.

Por: Dr. Amine Jules Iskandar
Syriac Maronite Union-Tur Levnon
Asociado de maronitas.org
Escrito para Ici Beyrouth
Parte 1
A menudo en el Líbano pasamos por curiosos edificios que parecen una fábrica o a veces una terminal de aeropuerto en medio de un paisaje pintoresco, rodeado de casitas y cipreses. Este brutalismo arquitectónico no deja de atraer la atención del visitante, intrigado por la escala y el material exagerados de este intruso. Con un poco de esfuerzo, se puede distinguir un campanario por aquí y una cruz por allá. Esta es una iglesia maronita. A veces se erige pretenciosamente junto a la humilde capilla que aplasta, o a veces más francamente, como en Nuestra Señora de Hadat, a la que sustituye.

Las colinas urbanizadas del Líbano están adornadas con nuevas iglesias griegas y armenias, cada una de las cuales ha asumido su propia identidad arquitectónica. Las iglesias con cúpula para los griegos y los conos para los armenios forman las siluetas del paisaje, expresando armoniosamente su naturaleza de lugares de culto.
¿Qué les ha pasado a los maronitas para que se pierdan en interpretaciones inmaduras de Notre-Dame de Ronchamp hasta el convento de La Tourette, pasando por Chandigarh y todas las formas del modernismo corbusiano?
El Hayklo (Iglesia-Capilla)
La historia maronita nos ha legado una forma de iglesia-capilla designada con el término siríaco ܗܰܝܟܠܳܐ (hayklo), que significa santuario (n. del tr. templo). Es una tradición medieval que, paradójicamente, sobrevivió hasta el siglo XIX. Se trata de una arquitectura vernácula humilde, ascética y muy austera. Un simple paralelepípedo de piedra rematado por un campanario delicadamente colocado en su tejado. Este patrimonio es abrumador en su expresión monástica, montañosa y sagrada. A pesar de su pequeño tamaño, da una impresión de monumentalidad por la huella del tiempo que la conforma. Su pequeño portal está reforzado por las piedras megalíticas recuperadas del templo fenicio que lo precede. Su ábside, su roble y el grosor de su bóveda le dan un aire de serenidad y una impresión de antigüedad exagerada que supera su edad real. La campana a veces se colgaba del roble cercano, otras veces se colocaba entre dos piedras verticales en el tejado. A veces, un arco o cúpula protege esta campana, dando lugar a un embrión de campanario. Este modelo sigue desarrollándose, a veces con un campanario de estilo occidental, a veces con un techo de tejas, pero siempre con su sabor medieval y su mística siríaca.

El dilema del tamaño de las nuevas iglesias
Los maronitas son especialmente aficionados al modelo arquitectónico del hayklo. El problema es que su evolución sigue estando limitada por unas dimensiones máximas que no deben superarse. Los arquitectos contemporáneos se enfrentan así a un dilema. ¿Cómo reproducir la arquitectura eclesiástica maronita respondiendo a las necesidades actuales? Las montañas se han urbanizado y su demografía se ha disparado. Los pueblos y aldeas se han transformado en ciudades o suburbios.
