Hermenegildo fue rey de España, y de joven era un fanático arriano.

Se casó con una piadosa princesa católica francesa llamada Andaganda. La amaba y respetaba mucho por sus sublimes y honorables virtudes morales. Pronto, el arrianismo fue rechazado por San Leonardo, obispo de España. Y el efecto del buen ejemplo que vio en mi su querida esposa fiel se convirtió al catolicismo.
Su padre estaba molesto con él y con todos sus medios de promesas y advertencias intentó devolver a su hijo al arrianismo, pero sus intentos fueron en vano.
Entonces lo convocó a su tribunal y lo encarceló. Luego envió a un obispo arriano para convencerlo de que regresara al arrianismo y se sometiera a las órdenes de su padre. El santo se negó rotundamente. Entonces una tía malvada, que se había enredado con su padre, le jugó una trastada.
Entonces el rey envió a sus soldados a la cárcel, le golpearon la cabeza con un hacha y lo mataron. Recibió la corona del martirio en 586. Su hermano se levantó después de él como rey. Se convirtió al catolicismo. Y así fue la conversión de todo el reino al catolicismo.

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