San Basilio fue obispo de la ciudad de Amasia en la provincia del Ponto en tiempos del rey Licinio, que perseguía a los cristianos, derramaba ríos de sangre y competía con el rey Constantino el Grande por el reinado. Así que arrestó a Basilio y comenzó a reprenderlo y a amenazarlo de muerte si no negaba a Cristo y no ofrecía sacrificios a los ídolos.

El santo lo despreció y no se molestó en sus amenazas, sino que comenzó a mostrarle su desviación y su injusticia al perseguir a los cristianos fieles y derramar su sangre, y que Dios lo castigará por sus pecados. Entonces el rey se enfureció y le ordenó atormentar y ganó el martirio y la gloria celestial. Esto fue alrededor del año 322.

La profecía de este santo mártir se cumplió en el rey Licinio, pues Constantino lo derrotó y murió asesinado en 323.

Fuentes: www.maronitas.org