

SINAXARIÓN
DEL CALENDARIO LITÚRGICO MARONITA
h | Agosto 16
SAN ROQUE, MÁRTIR (♰ 1378)

Roque significa: "Fuerte como roca".
Este santo se ha hecho famoso en el mundo por los grandes favores que consigue a favor de pobres y enfermos. Su popularidad ha sido verdaderamente extraordinaria cuando a pueblos o regiones han llegado pestes o epidemias, porque consigue librar de la enfermedad y del contagio a muchísimos de los que se encomiendan a él. Quizás él pueda librarnos de epidemias peligrosas.
San Roque nació en Montpellier, de una familia sumamente rica. Muertos sus padres, él vendió todas sus posesiones, repartió el dinero entre los pobres y se fue como un pobre peregrino hacia Roma a visitar santuarios.
Y en ese tiempo estalló la peste de tifo y las gentes se morían por montones por todas partes. Roque se dedicó entonces a atender a los más abandonados. A muchos logró conseguirles la curación con sólo hacerles la señal de la Santa Cruz sobre su frente. A muchísimos ayudó a bien morir, y él mismo les hacía la sepultura, porque nadie se atrevía a acercárseles por temor al contagio. Con todos practicaba la más exquisita caridad. Así llegó hasta Roma, y en esa ciudad se dedicó a atender a los más peligrosos de los apestados. La gente decía al verlo: "Ahí va el santo".
Y un día mientras atendía a un enfermo grave, se sintió también él contagiado de la enfermedad. Su cuerpo se llenó de manchas negras y de úlceras. Para no ser molesto a nadie, se retiró a un bosque solitario, y en el sitio donde él se refugió, ahí nació un aljibe de agua cristalina, con la cual se refrescaba.
Y sucedió que un perro de una casa importante de la ciudad empezó a tomar cada día un pan de la mesa de su amo e irse al bosque a llevárselo a Roque. Después de varios días de repetirse el hecho, al dueño le entró curiosidad, y siguió los pasos del perro, hasta que encontró al pobre llaguiento, en el bosque. Entonces se llevó a Roque a su casa y lo curó de sus llagas y enfermedades.
Apenas se sintió curado dispuso el santo volver a su ciudad de Montpellier. Pero al llegar a la ciudad, que estaba en guerra, los militares lo confundieron con un espía y lo encarcelaron. Y así estuvo 5 años en la prisión, consolando a los demás prisioneros y ofreciendo sus penas y humillaciones por la salvación de las almas.
Y un 15 de agosto, del año 1378, fiesta de la Asunción de la Virgen Santísima, murió como un santo. Al prepararlo para echarlo al ataúd descubrieron en su pecho una señal de la cruz que su padre le había trazado de pequeñito y se dieron cuenta de que era hijo del que había sido gobernador de la ciudad. Toda la gente de Montpellier acudió a sus funerales, y desde entonces empezó a conseguir de Dios admirables milagros y no ha dejado de conseguirlos por montones en tantos siglos.
Lo pintan con su bastón y sombrero de peregrino, señalando con la mano una de sus llagas y con su perro al lado, ofreciéndole el pan.
Otros Santos para hoy
SAN JACINTO (HYACIENTHE O JACKO), EL CONFESOR (s. XIII)

San Jacinto es el santo nacional de los polacos (su nombre genuino debió de ser Jacko o Jacek) nació en un castillo de la Silesia. Estudió en Praga, Bolonia y París hasta doctorarse en Derecho y Teología, y años después era vicario general de diócesis de Cracovia, regida por un tío suyo.
Su obispo dispuso que le acompañase en un viaje a Roa, y allí los polacos quedaron atónitos al oír predicar santo Domingo: nunca habían oído palabras de fuego como aquellas. Quizá presenciaron también sus milagros, eI hecho es que el joven se hizo fraile predicador (quizás en el año 1217), y unos meses después se dirigía al norte para fundar nuevos conventos dominicos.
En Polonia el primero Jacinto lo funda en Cracovia, pero no le bastaban los límites de su patria y no tarda en lanzarse a la gran aventura de evangelizar las tierras de idólatras semibárbaros que hay al este. En estos viajes se mezclan elementos legendarios, pero parece seguro que recorrió Prusia, llegó al Báltico, donde una de sus fundaciones fue origen de la ciudad de Danzig, y luego predicó por Suecia y Noruega.
Más lejos aún: Rusia, Moscú y Kiev, quizás el mar Negro parte de Grecia, posteriormente, Danubio arriba, Bulgaria y Hungría. El avance avasallador de los tártaros, que arrasan Kiev, le obliga a replegarse, muchos de sus esfuerzos no pudieron fructificar después de aquella sangrienta oleada, y el santo, tras cuarenta años de viajes apostólicos, murió en su convento de Cracovia.
Desde la Polonia fronteriza con la barbarie, Jacinto hizo irradiar el Evangelio hasta los últimos confines de Europa, no siempre con logros duraderos, pero su espíritu de conquista para la fe consolidó el cristianismo en su patria y proyectarlo hacia el mundo exterior.