Es la doctrina cristiana que afirma que en Cristo hay dos naturalezas, la humana y la divina, pero una sola y única voluntad, la divina. La etimología de Monotelismo proviene del griego μόνος (monos), “uno”, y θέλω (telo, “yo quiero”).

El emperador bizantino Heraclio I (610-641) promovió esta doctrina pues pretendía reconciliar a los monofisitas con el punto de vista ortodoxo del concilio de Calcedonia. Como resultado, el emperador bizantino Constantino IV del Pogonato (648-685) convocó el VI Concilio Ecuménico en Constantinopla (680-681), para apoyar la verdadera creencia contra la herejía del monofisismo, propaga por su antecesor, el emperador bizantino Flavio Heraclio (ca. 575 - 641), con la carta Ectesis que había publicado en el año 638.

Aunque en una primera instancia parecía ser una solución viable para resolver la herejía monofisita, que incluso el papa el papa Honorio I (fl. 625-638) la aceptó provisionalmente, se estudió y se vio después que no era correcta, y por lo que fue condenada como herética en el citado Concilio de Constantinopla.

A los maronitas se les ha acusado de haber sido Monotelitas en la algún momento de su historia, pero lo cierto es que los maronitas siempre han negado esta falsa acusación, que surgió de un error cometido por algunos historiadores a partir del siglo XVII que interpretaron ciertos documentos antiguos jacobitas –el de Miguel el Sirio († 1199) y el de Bar-Hebræus († 1286)–, quienes tomaron la misma fuente para sus crónicas, la del patriarca jacobita de Antioquía Dionisio I de Telmahoroyo († 845), para concluir en esa acusación. Sin embargo, hasta hoy, no ha existido ni hay ninguna secta de maronitas monotelitas, pues de haberlo sido, existiría o hubiera quedado, aunque fuera pequeño, algún grupo de ellos.