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Antropónimos del Monte Líbano

Actualizado: 18 jun 2023

Los nombres con la terminación «El», que significa «Dios» en cananeo, son de origen fenicio, hebreo y arameo. Este es el caso de Daniel, Miguel, Emmanuel y Gabriel. Los que llevan el sufijo «Os» representan nombres siríacos y apellidos de origen griego. Como Antonios, Andraos, Thedros, Marcos y Estephanos. Se consideran erróneamente como importados de Occidente, mientras que pertenecen a la lengua siríaca arraigada en esta tierra.

#maronitas

Por: Dr. Amine Jules Iskandar

Syriac Maronite Union-Tur Levnon

Asociado de maronitas.org

Escrito para Ici Beyrouth

Publicado el 12 de noviembre de 2022


El siríaco es una mezcla de arameo y griego en una región que ya estaba helenizada en la Antigüedad y que luego se enriqueció con el vocabulario filosófico griego durante el desarrollo de su teología cristiana. Si el léxico siríaco recurre a esta doble cultura, lo mismo ocurre con sus antropónimos.


Hay dos grupos que saltan a la vista. Los nombres con la terminación «El», que significa «Dios» en cananeo, son de origen fenicio, hebreo y arameo. Y los que llevan el sufijo «Os» representan nombres siríacos y apellidos de origen griego.

#fenicia
Estatuillas fenicias

Los sufijos «El»


Para el primer grupo, algunos ejemplos se han extendido tanto en Occidente que se perciben como europeos. Sin embargo, hay que remontarse al lenguaje local libanés para comprender su significado. En siríaco, Gabriel significa el «hombre (gabr) de Dios», y Daniel el «juicio (din) de Dios». Emmanuel se compone de «Ammanu (con nosotros) y El». Miguel (Mikhael) se refiere a una forma más cananea en su versión hebrea, Mi ka El, que significa «uno que es como El», o «a imagen de Dios». Rophe en hebreo significa «médico», por lo que Rafael es el «Dios de la curación».


Mientras que estos nombres se consideran erróneamente procedentes de Europa, otros que no llegaron a Occidente son más claramente identificables como libaneses. Es el caso de Chárbel, que en siríaco significa «la historia de Dios». Otros nombres son mucho menos comunes, como Samuel (o Chmael), que significa «escuchar (chmaa) a Dios».


Sufijos «Os»


Los nombres o apellidos del segundo grupo también se consideran falsamente extranjeros. Sin embargo, son típicamente siríacos, relacionadas con la dimensión griega de esta cultura. Estos nombres se encuentran a menudo en antiguos manuscritos siríacos y garshuni, así como en frescos y epígrafes del Líbano. Leemos Andraos («hombre» en griego), Marcos («Marte» en latín), Estephanos («coronado» en griego), Antonios (o Tanios), Philippos, así como Petros y Paolos arabizados en Botros y Boulos. También encontramos a menudo los nombres Bakhos (Baco), Qoryaqos (Ciríaco), Qouprianos (Cipriano), Garios, Fenianos, Germanos, Georgios, Gregorios, Theodoros o Thedros y Nicolaos.


Yulios y Yulianos han sobrevivido hasta nuestros días, pero de forma afrancesada: Jules y Julien (n. del tr: Julio y Julian en español). Lo mismo ocurre con Martinos (Martin) y Qyrillos (Cyril). Otros han desaparecido, como Makarios (Macario), Yustinianos (Justiniano) y Marinos (masculino de Marina). Algunos nombres están siendo sustituidos gradualmente por sus formas árabes o francesas. Es el caso de Chamoun (del siríaco Chémoun) que ha dado paso a Semaan y Simón. Otros son cada vez más raros, como Athanasios y Anasthasios o Anasthas. Algunos nombres parecen haber desaparecido entre los maronitas, pero se han mantenido entre los jacobitas (siro-ortodoxos), como Dionysios (Denys), Theophilos y Sewerios (Severio). Algunos nombres se abandonaron por completo, como Yeshua (Jesús), Chalita (Alexi) y Hawcheb.


#maronitas
Jovencitas frente a la iglesia. © Photothèque de la Bibliothèque Orientale de l’USJ.

Nombres femeninos


Todos estos nombres tienen sus homólogos femeninos, también considerados erróneamente como importados de Europa. En cuanto a Gabrielle, Michelle, Danielle, Marcelle, Emmanuelle, etc. (n. del tr.: Gabriela, Micaela, Daniela, Marcela, Manuela, etc. en español). Así como Patricia, que se encuentra en inscripciones siríacas muy antiguas, o Yulia y Yuliana, que se remontan a la Antigüedad y aparecen en epígrafes bizantinos y siríacos. Heleni, relacionada con la emperatriz Elena, era muy común. Brigitta fue la madre de San Charbel Makhlouf.


Estos nombres nunca fueron importados, eran comunes en el Mediterráneo cristiano. A menudo su significado también apunta a un origen local. Así, tanto en siríaco como en libanés moderno, Marta significa «esposa», Emma «madre», y Marana «nuestro Señor» (Mar), de ahí Marina y Marine (n. del tr. Marín en español) . Raphqa (Rapqa) se sustituye a veces por su forma occidental Rebeca, mientras que Chmoné y Moura han desaparecido.


Filología y epigrafía


Son las inscripciones de los manuscritos y los epígrafes los que revelan los nombres más comunes en las montañas del Líbano. A veces incluso con topónimos como Kfar-Mattai (pueblo de Mateo). En el manuscrito Codex Rabulensis, encontramos en 1283, Jeremías (Eremia), Ezequiel (Hazqiel), Daniel, Isaías (Ashaaya), Elio y David (Dawid). El epígrafe de Nuestra Señora de Machmouche menciona a Euclimos en 1762, anotado Climis (Clemente) en Rachaya en 1903. De los dos epígrafes de Ilige, el de 1276 menciona a David, Petros y Juan (Yohanon), mientras que el de 1746 menciona a Yaacouv, Amon y Mikhael.


En 1783, en la capilla de San Antonio de Frangie en Ehden, se menciona un tal Gnatios (Ignacio), y en 1788 en Mar-Abda Herhreya, encontramos un Yustos (Justo). La inscripción de 1853 en Mar-Chalita de Qotara menciona al padre Laurencios de Beit-Chbéb y, más recientemente, en Notre-Dame de Mayfouq, en 1891, aparece el nombre de Martinos.


#sancharbel
Población de un pueblo del Monte Líbano. © Photothèque de la Bibliothèque Orientale de l’USJ.

Falta de sufijos


Muchos nombres no son detectables por su terminación en «El» u «Os». Sin embargo, revelan su origen por el significado que tienen en siríaco. Así, Saliba (de Sliba) significa la «cruz», Richa es la «cabeza» o «principa»l, Ferzlé el «trabajador del hierro» (n. de. tr. «herrero»), Qordahi el «metalurgista»l, Abdo el «adorador» (de Dios), Zakhia el «victorioso», Saba el «mayor», Jabre (de Gabro) el «hombre», Maroun el «pequeño señor», Lahd, Lahdo o Lahoud se relacionan con «el único "Hijo"». Yammine significa el «justo», Chalhoub significa la «llama», Sawma significa la «Cuaresma», Nohra significa «luz», y Keyrouz (de Korouzo) significa el «predicador».


Nombres truncados


Varios nombres siríacos de origen griego o semítico han sufrido alteraciones que a veces los hacen irreconocibles. Si Sarguis (Serge; Sergio) sigue siendo asociable a su variante Sarkis, Couré (el «cura») transformado en Khoury pierde la evidencia de su relación con el cura.


Pero el fenómeno más común es la incomprensible costumbre de truncar la primera parte del nombre, primero oralmente y luego, sorprendentemente, por escrito. Se obtienen así nuevas formas como Gnatios para «Ignatios», Gostinos para «Agostinos» y Climos para «Euclimos». Pero también Chaaya por «Achaaya» (Isaías), Lyshaa por «Elyshaa» (Elíseo), Wakim por «Yoakim», Skandar por «Iskandar» (Alejandro), Mitri por «Dimitri», Hanna por «Yohanna», etc.


Al sumergirnos en los antiguos manuscritos siríacos, en los epitafios de los sarcófagos y estelas funerarias de Beryte, en los frescos y epígrafes, encontramos todos estos nombres repartidos a lo largo de dos milenios. Lejos de ser el producto de una influencia extranjera, encarnan la expresión de la cultura y la historia del Líbano.

 

Para leer el texto original en francés: Anthroponymes du Mont-Liban


Para leer el texto en inglés: Anthroponyms from Mount Lebanon



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