72 patriarca maronita en la sede de Antioquía desde el fundador san Juan Marón, Elías Pedro Hoayek viene a realizar la visión de un Líbano imaginada y escrita en el siglo XVII por el Patriarca Esteban Douaihy. La materializó en la creación del Gran Líbano en 1920 y en su consagración a Nuestra Señora en Harissa en 1908. Algunos afirman que los franceses le ofrecieron un Estado cristiano, que él rechazó categóricamente, insistiendo en la vocación altruista de los cristianos de Oriente. Sin embargo, los archivos contradicen esta reescritura de la historia.
Por: Dr. Amine Jules Iskandar
Syriac Maronite Union-Tur Levnon
Asociado de maronitas.org
Escrito para Ici Beyrouth
Publicado el 30 de septiembre de 2024
Al igual que el Patriarca Esteban Douaihy, Elías Hoayek estuvo profundamente influido por su formación en Roma. Esto permitió a estas dos eminentes personalidades ver el Líbano como una entidad cultural, geográfica, eclesiástica, literaria y artística coherente. Elías Hoayek ha añadido una dimensión estatal y política.
Bkerke
Bkerke sucedió a Dimen en 1830 como sede patriarcal de la Iglesia siríaca maronita, para adaptarse mejor a la realidad demográfica del principado libanés, y después, en 1861, a la Gobernación (Mutassarifie) del Monte Líbano. La elección de Bkerke desplazó el centro de gravedad del norte al centro del país.
Elegido patriarca en diciembre de 1899, Elías Pedro Hoayek permaneció vinculado a esta sede hasta su muerte, consagrando la centralidad de la Iglesia y de su política en la geografía libanesa. 72 patriarca maronita en la sede de Antioquía desde el fundador san Juan Marón, Elías Pedro Hoayek vino a realizar la visión de un Líbano imaginado y escrito en el siglo XVII por el patriarca Esteban Douaihy.
Acosados por su fe en un Líbano eterno y sagrado, Esteban Douaihy y Elías Hoayek concretaron su visión en la imagen de la Virgen María, Reina del Líbano. Douaihy pintó el gran fresco de la Coronación de la Santísima Virgen en Qannoubine, mientras que Hoayek pintó la estatua del santuario de Nuestra Señora del Líbano, inaugurado en Harissa en mayo de 1908. En Roma, ambos habían comprendido la importancia del arte y la arquitectura para establecer la cultura y asentarla en el país.
La trayectoria política
A pesar de los esfuerzos realizados por Elías Pedro Hoayek para construir una identidad cultural y territorial, hoy en día sólo se recuerda su trayectoria política en los libros de historia y en la sociedad cristiana en general. Sobre todo, este recorrido, este proyecto, está mal comprendido y deliberadamente tergiversado.
Fue en 1919 cuando este patriarca acudió a la Sociedad de Naciones para reclamar la independencia libanesa del resto de las provincias otomanas. En 1920, obtuvo la formación del Estado del Gran Líbano, declarado por el general Henri Gouraud.
El Gran Líbano agoniza hoy, no por culpa del patriarca, ni por su supuesta visión equivocada. Esta entidad está muerta porque se ha construido sobre mentiras desde 1943. Políticos sin cultura política alguna, así como miembros del alto clero, siguen distorsionando la realidad para fabricar una historia que se ajuste a la ideología libanesa y arabista posterior a la independencia.
Afirman que los franceses propusieron al patriarca un Estado cristiano y que éste lo rechazó categóricamente, insistiendo en que los cristianos de Oriente tenían vocación de apertura. Sin embargo, los archivos de Bkerke y del Quai d'Orsay contradicen esta reescritura de la historia. En toda su correspondencia con Francia, Elías Hoayek insistió en la importancia de un Estado cristiano como única garantía de un futuro estable y duradero en Oriente.
Carta del 15 julio de 1926
Nada más explícito que sus cartas al ministro de Asuntos Exteriores Aristide Briand, entre ellas la fechada el 15 de julio de 1926, escrita a «Bekorki - Neo Kannobin». En esta petición, como en otras, insiste en el peligro que corren los cristianos en medios hostiles. Los métodos que propone pueden parecer chocantes hoy en día, pero eran habituales en su época, justo después de la Primera Guerra Mundial, como él mismo señala. Menciona los traslados de población que tuvieron lugar en los Balcanes y Silesia, así como el traslado de armenios de Cilicia al Líbano.
Propuso esta solución para ciertas regiones libanesas en constante agitación, que a menudo provocaban masacres de civiles cristianos. Su objetivo era crear una población culturalmente homogénea que pusiera fin a estas incesantes inestabilidades. «Esta situación incierta», escribió, «provoca malestar en el Líbano y, ante esta incertidumbre, el elemento sano y fiel decide emigrar».
Esta declaración del Patriarca Hoayek contradice firmemente todos los tópicos poéticos sobre su llamado proyecto de «Líbano Mensaje». Esta falsificación y quienes la difunden son directamente responsables de la hemorragia de población cristiana en el Líbano, que Elías Pedro Hoayek predijo ya en los años 1920.
Las condiciones de la perenidad
Este patriarca había enumerado repetidamente las condiciones esenciales para garantizar la supervivencia del país a largo plazo. El éxito o el fracaso total de su proyecto no se debía a su naturaleza, sino al cumplimiento de estas condiciones.
En primer lugar, deseaba explícitamente que el mandato francés no terminara nunca y reconocía los peligros existenciales de tal desenlace. Se refería constantemente a «Francia, que los libaneses desean que permanezca siempre en su país». Esta condición no se respetó en absoluto, ya que Francia fue expulsada del Líbano en el momento en que éste se encontraba bajo ocupación y más necesitado de sus amigos.
Así pues, el Líbano debía formar parte del mundo occidental, encarnado en aquel momento por Francia. El patriarca veía así este proyecto nacional como «un foco de lealtad inquebrantable a Francia», con lo que se refería a Occidente. Esta segunda condición tampoco se respetó, ya que los héroes de la independencia vincularon el Líbano al mundo árabe, tanto cultural como políticamente. Lo alejaron de sus protectores naturales y lo ahogaron en las causas palestina y panárabe.
El patriarca también escribió en su carta a Aristide Briand que «la idea primordial de la formación del Estado libanés era constituir un Estado refugio para todos los cristianos de Oriente». Otra condición que se ignoró lamentablemente cuando el Líbano denegó la nacionalidad libanesa a los maronitas que emigraron en el siglo XIX, así como a las comunidades siríacas que huían de la muerte en Siria, Irak y Turquía.
Revisión de las fronteras
En su carta al Quai d'Orsay, Elías Hoayek rechazó la transferencia de Trípoli y Baalbek a Siria, señalando la necesidad de intercambiar poblaciones del mismo modo que otras regiones desvinculadas del Imperio Otomano. En efecto, en 1923, el artículo 1 del Tratado de Lausana exigía «el intercambio obligatorio de los nacionales turcos de religión ortodoxa griega establecidos en los territorios turcos y de los nacionales griegos de religión musulmana establecidos en los territorios griegos». Este método, por inhumano e inconcebible que sea hoy, garantizaba, según el patriarca de la época, la seguridad y la paz para las generaciones venideras.
No creía en la viabilidad de un país multicultural y así lo había manifestado en varias ocasiones. Su sucesor, Antoine Pedro Arida, fue ferozmente combatido por los ideólogos libanistas y arabistas, que consiguieron aislarlo por el Vaticano y secuestrar el proyecto del Patriarca Hoayek. Hoy llegan a desvirtuar su esencia y a ahogarlo en una letal red de virtuosismo romántico.
Para leer el texto original en francés: Le patriarche Elias Hoayek
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