Por: Dr. Amine Jules Iskandar
Syriac Maronite Union-Tur Levnon
Asociado de maronitas.org
Escrito para Ici Beyrouth
Uno de los asesores del Congreso estadounidense para asuntos antiterroristas, Walid Phares, que también es secretario general del grupo parlamentario transatlántico TAG (n. del tr: TAG acróstico en inglés de Trans-Atlantic Group on Counter Jihad Terrorism), está proponiendo un proyecto para la aplicación parcial de la Resolución 1559, denominado «Región Libre». Explica a Ici Beyrouth su plan y las condiciones necesarias para su realización.
La necesidad de una intervención internacional
Está claro que el Líbano ha dejado de existir como Estado soberano. Todas sus instituciones están fagocitadas por la Guardia Revolucionaria iraní, lo que la hace incapaz de asumir ningún papel en un plan de recuperación internacional. A la espera de una iniciativa concreta de la comunidad internacional, que podría tardar en llegar, es urgente poner en marcha una solución temporal, para devolver la vida a una población agotada y aplastada, y detener la hemorragia económica y demográfica.
Ante el rechazo de la neutralidad propuesta por Bkerke, y a falta de cooperación con la iniciativa kuwaití, se hizo necesaria una intervención internacional para apoyar al ejército que aún escapa a los tentáculos del ocupante. El ejército libanés podría entonces hacerse cargo de los territorios aún no sometidos a las armas iraníes y que forman una región geográficamente continua, dotada de dos puertos y dos aeropuertos. El FMI, el Consejo de Cooperación del Golfo, la Unión Europea y los Estados Unidos podrían por fin ayudar a reactivar la maquinaria económica, lo que inevitablemente llevaría a otros sectores, como los hospitales y las universidades. Se trata de un plan de rescate de emergencia que más tarde podría beneficiar al resto del país.
El proyecto presentado al Congreso Americano
Este proyecto, que aboga por la creación de una «Región Libre» desde Jezzine hasta Beirut, a través de las montañas, y que incluye el litoral entre Beirut y la frontera norte, se presenta hoy para su consideración en Washington. Una vez adoptada por el Congreso de Estados Unidos, no necesitará una votación adicional en la ONU, ya que se basa en la Resolución 1559 existente. Sólo se trata de proseguir su aplicación en fases sucesivas. El profesor Phares parece bastante optimista, recordando, entre otras cosas, que las condiciones actuales son en muchos aspectos similares a la situación de 2004, cuando, junto con un grupo de libaneses-estadounidenses, presentó la solicitud al Consejo de Seguridad de la ONU para obtener la resolución 1559 y la retirada de las tropas de ocupación sirias.
«Es una pena que no se hayan aplicado todas las cláusulas de esta resolución desde 2005», lamenta el profesor Phares. La retirada de las fuerzas extranjeras de Assad era sólo una parte de la resolución, que también exige el desmantelamiento de las milicias. Pero las partes implicadas en la Revolución del Cedro acabaron aceptando compromisos que permitieron mantener y ampliar la milicia. Por tanto, lo que se está gestando hoy no es una nueva resolución, sino la finalización de lo que se interrumpió injustificadamente tras la retirada siria.
Una etapa en la aplicación de 1559
El plan se basa en dos normas: el derecho a la autodeterminación de los pueblos y la condición de aplicar las resoluciones internacionales. El primero es un valor inalienable que reconoce el derecho natural de los componentes humanos. No pueden de ninguna manera someterse a una autoridad que rechazan y que les oprime. La segunda condición consiste en la cláusula de la Resolución 1559 que se refiere al desarme y desmantelamiento de las milicias. Es importante señalar, dice el profesor Phares, que esta cláusula se ha aplicado en gran parte del territorio libanés. En esta región, dice, «donde las milicias se han disuelto todas desde 1990, el ejército nacional puede asumir la responsabilidad exclusiva de la seguridad de los ciudadanos. Por lo tanto, se encargará de imponer el orden, interceptar cualquier movimiento armado y requisar los depósitos de armas y municiones. A la espera de liberar el resto del territorio nacional de las armas ilegales, este plan devolverá la vida a los libaneses.
Este proyecto se propone en paralelo a los esfuerzos de Bkerke, cuyo patriarca Bechara Rai pide que se respete la neutralidad y se celebre un congreso internacional para salvar al Líbano. El Vaticano lo apoyó con la visita de su jefe de la diplomacia, mons. Paul Richard Gallagher. En este sentido, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, también ha expresado el interés de la ONU en las dos propuestas de Bkerke. Para los defensores del proyecto de «Región Libre», la agonía del Líbano no puede seguir perpetuándose a la espera de que se resuelvan los problemas regionales que van mucho más allá.
Calendario y hoja de ruta
Desgraciadamente, advierte el profesor Phares, no basta con presentar un memorando basado en principios jurídicos teóricos para movilizar a la «comunidad internacional» en favor de resultados concretos inmediatos, como el Capítulo 7 de la Carta de la ONU. Porque hay decenas de casos en el mundo que llevan décadas esperando su turno. «Nuestra experiencia, continúa, ha demostrado la importancia del trabajo diligente de los equipos que organizan, coordinan y aplican una visión clara y una estrategia precisa».
No olvidemos que la Resolución 1559 se adoptó en 2004, pero su aplicación en 2005 se debió a una combinación de circunstancias, caracterizada por manifestaciones masivas, campañas mediáticas a gran escala y mucha presión. Sin sus actividades sobre el terreno, señala el profesor Phares, una resolución queda confinada al terreno de la teoría.
Así, para dar una oportunidad al proyecto de «Región Libre», añade, debe haber una coordinación y convergencia de todas las dinámicas presentes.
La iniciativa kuwaití es la más fuerte hasta ahora porque cuenta con el apoyo de los gobiernos regionales que tienen presencia sobre el terreno y acceso a la diplomacia internacional. Sin embargo, no dará frutos sin el apoyo popular en suelo libanés.
La iniciativa del Patriarca a favor de la neutralidad y de una conferencia internacional necesita un apoyo internacional, regional y nacional que se traduzca también en un amplio apoyo popular. Este es el papel de los organismos religiosos cristianos, suníes y drusos.
Aunque las elecciones parlamentarias en Líbano no pueden cambiar el equilibrio de poder frente a la milicia iraní de Hezbolá, sí podrían formar grupos de diputados soberanistas. Estos últimos tendrán que apoyar la demanda de reconocimiento internacional de la llamada «Región Libre» bajo los auspicios de la Resolución 1559, que le daría la protección necesaria.
La formación de la «Región Libre», si se logra, sería un paso en el camino hacia la liberación total. La necesidad de la plena aplicación de la Resolución 1559 se ha estado gestando en los círculos libaneses-americanos desde 2021. Su realización dependerá de la capacidad de los libaneses para establecer una coordinación nacional, diaspórica e internacional, así como una arquitectura política adecuada y responsable. Esto requiere una convergencia entre los esfuerzos de la sociedad civil, la diáspora, los partidos políticos, los organismos religiosos y los medios de comunicación.
Leer el artículo en francés (texto original): "Région libre", projet de Walid Phares soumis au Congrès
Leer el artículo en inglés: Walid Phares submits “Free Region” Project to US Congress
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