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Charles Malek (2/3)

Actualizado: 24 nov

La grandeza del rito maronita reside en su extrema austeridad, espontaneidad y sencillez, según Charles Malek. Su popularidad implica una noción de subsidiariedad y democracia, que están en el origen de este perpetuo deseo de independencia y libertad, primero espiritual y litúrgica, y luego, por extensión, cultural y política.

Por: Dr. Amine Jules Iskandar

Syriac Maronite Union-Tur Levnon

Asociado de maronitas.org

Escrito para Ici Beyrouth

Publicado el 16 de noviembre de 2024


Tras desarrollar los tres primeros dones, a saber, el Monte Líbano, el Líbano y la libertad de culto cristiano (artículo anterior), Charles Malek pasó a enumerar lo que se había confiado a los maronitas. A continuación abordó los temas de Bkerke, Roma, su liturgia y su patrimonio.


Cuarto don: Bkerke


Los maronitas han recibido Bkerke, dijo, «un centro espiritual único en Oriente» que reúne a personas mucho más allá de los maronitas, y a veces incluso más allá de los cristianos. Bkerke, a la que se ha confiado «la gloria del Líbano», se siente en el más mínimo de sus movimientos, y se siente aún más, añadió, si permanece inerte. Ha surgido de la tumultuosa y trágica historia de los cristianos de Oriente. Es el fruto de este heroísmo, al que está llamado a acompañar en el presente y en el futuro, como lo ha hecho constantemente en el pasado.


Pues este patriarcado nunca podría limitarse a ser un guardián de la herencia y el patrimonio. Su deber es más activo, visionario, innovador y responsable. Debe comprender e integrar los cambios que se producen en el mundo, así como la evolución de la humanidad y las cuestiones sociales y geopolíticas, para proyectar el futuro y garantizar la supervivencia.


Bkerke es tan importante, escribió Charles Malek, que «si el Líbano fuera destruido y Bkerke permaneciera sano y fuerte, solo Bkerke podría reconstruir el Líbano. Pero si, Dios no lo quiera, Bkerke cayera en la ruina, o zozobrara, el Líbano por sí solo no podrá ayudarle a recuperar su fuerza y a reconstruirse». Así que hoy, ante el calvario existencial que atravesamos, el Líbano no podrá recuperarse antes de la recuperación esencial y saludable de Bkerke.


Quinto don: Roma


Además de su herencia siríaca, los maronitas están abiertos, gracias a Roma, a la herencia cristiana romana occidental y al cristianismo universal. Esta dimensión romana ha permitido a los maronitas evitar cualquier forma de aislacionismo o tradicionalismo oriental. Los sitúa en la confluencia del Oriente siríaco y el Occidente universalista.


Esta oportunidad inestimable desde la Edad Media ha abierto a la comunidad maronita al mundo, tanto temporal como espiritualmente, en el espacio y en el tiempo, en busca de Dios y de la Verdad.


Sexto don: la liturgia maronita


El filósofo ortodoxo quedó cautivado por el carácter y el espíritu democrático de la liturgia maronita. Detectó en ella el origen de los valores de democracia y, por tanto, de libertad tan característicos del Líbano. No dejó de comparar este rito sencillo y austero con la pompa de la liturgia ortodoxa imperial. La tradición siríaca es poética e ignora toda forma de controversia filosófica a la manera de los griegos. Para él, el genio de este rito y de esta espiritualidad reside en su carácter popular y espontáneo. Emanan del pueblo y no de una alta autoridad. Ignoran la pompa, la riqueza y el virtuosismo, concentrándose en cambio en María y Cristo, cuyo rostro buscan sentir en la Hostia.


«Esta es la grandeza del rito maronita», escribió, «su popularidad, su democracia, su espontaneidad, su sencillez (...) es un grito de total independencia de cualquier influencia cultural que se le imponga desde el exterior». Aquí es donde el espíritu de este rito se encuentra con el apego intrínseco a la independencia política y al principio de libertad. Este principio fundamental fue retomado por el Papa Juan Pablo II en 1989, cuando se hablaba de someter al Líbano a un mandato (sirio), poniendo en tela de juicio todos los valores inherentes a este país. Fue entonces cuando el Papa lanzó el concepto del Líbano como «mensaje de libertad». Se convirtió en un eslogan, con la palabra «libertad» eliminada, y posteriormente fue distorsionado y recuperado por los defensores de la ideología del Gran Líbano y de la fusión, y por tanto borrado, de las identidades culturales y humanas.


Séptimo don: una historia unificada


Para Charles Malek, ningún otro componente levantino ha recibido una historia tan unificada y específica como la de los maronitas. La continuidad que demuestra es única, y su plasmación por escrito no puede ser una mera coincidencia.


Este filósofo cristiano rechaza la nada; rechaza el nihilismo. Para él, todo tiene un sentido y una razón de ser en el ciclo progresivo de la humanidad. Cree en la existencia de un misterio que implica un deber, un reto y una prueba de heroísmo.


Octavo don: La capacidad de dar


Amigo del gran historiador Fouad Ephrem Boustany, con quien se sentaba en las reuniones del Frente Libanés, Charles Malek habló de todo lo que los maronitas han dado a la humanidad, y en particular a sus vecinos árabes en términos de literatura.


Citó la enciclopedia de Fouad Ephrem Boustany, las traducciones de las numerosas obras maestras de los clásicos universales, la literatura universal de Gebran Khalil Gebran, sus pinturas, así como las de Saliba Douaihy y César Gemayel.


El tesoro de los Mandamientos


El noveno don es la herencia siríaca que confiere a los maronitas una identidad muy específica y particular. Esto nos lleva al décimo don, que determina el papel que los maronitas, como componente por derecho propio, están llamados a desempeñar en esta región del mundo y, más concretamente, entre los judíos y los árabes.


Sin embargo, en el undécimo y último artículo de su carta, titulado «El tesoro de los mandamientos», Charles Malek renueva su advertencia a los maronitas para que nunca caigan en la arrogancia. Estos dones nunca deben dar lugar al orgullo y a la vanidad. La inmensa responsabilidad que imponen sólo puede imponer humildad.


En varias ocasiones, el filósofo repitió su pregunta al final de cada artículo: «¿Comprenden realmente los maronitas esta responsabilidad? ¿Son conscientes de lo grave que es? ¿Comprenden la importancia de que esto les haya sido dado?». En otras palabras, ¿estarán a la altura de todo lo que se les ha confiado?


Hoy, después de 30 años, tenemos derecho a replantear esta pregunta al pasado: ¿han estado a la altura de todo lo que se les ha confiado?


El noveno y décimo dones, desarrollados por Charles Malek (en el próximo artículo), abordarán la cuestión de la razón de ser de los maronitas y del Líbano. Esta dimensión existencial añade dificultades al gran desafío y complejidad al papel que a este filósofo le hubiera gustado que asumieran.

 

Para leer el texto original en francés: Charles Malek (2/3)

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