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Los frescos medievales del Líbano (2/2)

Actualizado: 22 may 2022

«Los frescos medievales del Líbano son el reflejo de esta síntesis cultural. Son la expresión de una tradición particular, que no puede considerarse arte bizantino ni asimilarse al arte siríaco más general de Siro-Mesopotamia. Se trata de un arte siríaco específicamente libanés que ha experimentado la prosperidad y la cultura de los estados latinos, así como la herencia artística bizantina y las influencias de su versión chipriota».

Los santos Denys y el hijo de Alfeo en el fresco de la Dormición de la Madre de Dios, en Santa Saba de Edde-Batroun. Sus nombres están escritos en siríaco vertical.
Los santos Dionisio y el hijo de Alfeo en el fresco de la Dormición de la Madre de Dios, en San Saba de Edde-Batroun. Sus nombres están escritos en siríaco vertical.


Por: Dr. Amine Jules Iskandar

Syriac Maronite Union-Tur Levnon

Asociado de maronitas.org

Escrito para Ici Beyrouth


El primer estilo, entre los frescos siríacos del Líbano, presenta rostros estereotipados y cuerpos bidimensionales en posición frontal. No hay sombras, y los pliegues de la ropa se expresan esquemáticamente mediante simples líneas oscuras. Los rostros se diferencian únicamente por el color del pelo y la forma de la barba. La expresión de los sentimientos se sugiere mediante una actitud corporal, como una mano llevada a la cara en señal de angustia. Este primer estilo fue introducido por las iglesias de San Chárbel en Maad y San Teodoro en Behdidet. El segundo tipo de arte que encontraremos aquí es más vivo, realista y expresivo. Nos lo ofrecen las iglesias de San Saba en Edde-Batroun y de los Santos Sergio y Baco en Kaftun.


Modelo estereotipado del fresco de la Virgen con el Niño, en Santa Saba de Edde-Batroun.
Modelo estereotipado del fresco de la Virgen con el Niño, en San Saba de Edde-Batroun.

San Saba en Edde-Batroun


La iglesia de San Saba en Edde, en la región de Batroun, cuenta con varios fragmentos de frescos. Entre estos restos, los más recientes se remontan al año 1261. Uno de estos frescos recuerda al de San Chárbel de Maad, ya que se trata de la Dormición de la Santa Virgen. Sus composiciones son idénticas y su comparación es muy interesante. Las figuras están dispuestas de la misma manera de acuerdo con la tradición iconográfica y los cánones artísticos cristianos. Sin embargo, en los detalles, las diferencias son bastante marcadas. Hay más movimiento en San Saba. Las sombras hacen que la escena sea más realista y expresiva. Es aquí donde vemos una influencia bizantina más marcada.


San Pedro en el fresco de la Dormición de la Madre de Dios, en Santa Saba de Eddé-Batroun.
San Pedro en el fresco de la Dormición de la Madre de Dios, en San Saba de Edde-Batroun.

El nimbo (n. de. tr.: del latín, nimbus, «nube oscura» o «aureola») sigue conteniendo los nombres en siríaco vertical, pero las caras están personalizadas. Ya no se reducen a un dibujo lineal lleno de tintes planos monocromos a la manera del primer estilo observado en San Teodoro. En este caso, las sombras resaltan los volúmenes, la luz y el movimiento. La tristeza se puede ver en los ojos de Dionysios (Dionisio) y Yaacouv (Santiago).


Expresiones de tristeza en el fresco de la Dormición de la Madre de Dios, en Santa Saba de Edde-Batroun.
Expresiones de tristeza en el fresco de la Dormición de la Madre de Dios, en San Saba de Edde-Batroun.

Cada personaje de este fresco y de la escena de la crucifixión adyacente es identificable por sus rasgos y no sólo por el color del pelo o la forma de la barba. En la misma iglesia, sin embargo, el fresco de la Virgen con el Niño presenta rostros estereotipados, con rellenos monocromos. Por lo tanto, es de una época diferente y pertenece a la misma escuela que los ejemplos de Behdidet y Maad, ofreciendo una yuxtaposición de los dos estilos. También hay una yuxtaposición de las dos lenguas, ya que este fresco utiliza inscripciones griegas.


San Pablo en el fresco de la Dormición de la Madre de Dios, en Santa Saba de Edde-Batroun.
San Pablo en el fresco de la Dormición de la Madre de Dios, en San Saba de Edde-Batroun.

Santos Sergio y Baco de Kaftun

Este estilo siríaco, con su vivacidad y armonía de tipo griego, se encuentra también en el monasterio de los Santos Sergio y Baco en Kaftun. El lugar, que ahora es ortodoxo griego, también fue ocupado por los maronitas, que dejaron su huella. Encontramos frescos con inscripciones griegas y otros con inscripciones siríacas en estrangelo (letras mayúsculas) sobre su nimbo. Yaacouv (Santiago), Philipos (Felipe) y Marcos tienen los rasgos estilizados y las cejas imponentes de Behdidet y Maad, pero con sombras que les dan cierto volumen.


Escena de la crucifixión en Santa Saba de Edde-Batroun.
Escena de la crucifixión en San Saba de Edde-Batroun.

También se desvían de la regla de la frontalidad absoluta dirigiendo la mirada hacia un lado, sugiriendo la presencia de un espacio propio en la escena. Los pliegues de sus ropas también retoman las técnicas de luz y sombra de los iconos bizantinos, mientras que en Behdet y Maad esto se reduce a la presencia de simples líneas rectas o sinuosas.


Los frescos de Siro-Mesopotamia


Al comparar los frescos del Líbano con los de otras regiones siríacas medievales de Siro-Mesopotamia, encontramos diferencias apreciables. En el Nebeck siríaco y hasta Tur Abdin, en el sureste de Turquía, la estilización lineal que caracteriza a algunas de las pinturas murales libanesas se vuelve más pronunciada, incluso angular.


Las proporciones se alejan de la realidad y de la armonía griega, dando lugar a cuerpos a veces atrofiados. La mirada fija e intemporal se hunde aún más en el hieratismo de la antigüedad oriental. Este fenómeno, visible en los numerosos manuscritos estudiados por Jules Leroy, está cada vez más extendido en los confines orientales. Mientras que regiones occidentales, como el Líbano, seguían apegadas al espíritu artístico bizantino, la zona de Nínive, en Mesopotamia, mostraba influencias persas, árabes y mongolas en un estilo arcaico en el que predominaba el grafismo.


De derecha a izquierda: los santos Santiago, Felipe y Marcos en el monasterio de Kaphtun. Sus nombres están escritos en horizontal
De derecha a izquierda: los santos Santiago, Felipe y Marcos en el monasterio de Kaftun. Sus nombres están escritos en horizontal.

El estilo libanés


El Líbano de los francos es una tierra mediterránea volcada hacia Europa. Se caracteriza por una apertura al mundo artístico bizantino. Una nobleza latina y una tierra siríaca siguieron amando el arte cristiano encarnado en la tradición griega. Es probablemente en esta época cuando se forman el carácter y la personalidad libaneses, tanto en su idioma siríaco impregnado de aportaciones francas como en su arte, cultura y sensibilidad occidental. Los frescos medievales del Líbano son el reflejo de esta síntesis cultural. Son la expresión de una tradición particular, que no puede considerarse arte bizantino ni asimilarse al arte siríaco más general de Siro-Mesopotamia. Se trata de un arte siríaco específicamente libanés que ha experimentado la prosperidad y la cultura de los estados latinos, así como la herencia artística bizantina y las influencias de su versión chipriota.


El Déisis de Kaphtun con Cristo en la gloria.
El Déisis de Kaftun con Cristo en la gloria.

Estos frescos son una expresión de la cultura de aquella época en la que los maronitas, jacobitas y melquitas libaneses prosperaban a la sombra de los regímenes feudales francos. Viven en los mismos pueblos y forman el mismo ejército. Mezclan sus cocinas, sus ropas, sus armas y sus técnicas de construcción. Los maronitas construyen sus iglesias con los francos y componen sus manuscritos con los jacobitas. Con los griegos, pintaron sus frescos y perpetuaron los cánones artísticos de la tradición bizantina durante toda la Edad Media.

 

Leer el artículo en francés (texto original): Les fresques médiévales du Liban (2/2)


Leer el artículo en inglés: Medieval Frescoes of Lebanon — Part 2


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